#Meditandounpoco

Pudiera ser por razones tan simples como el de recordar que contamos con un año más de vida, porque puede ser un motivo para reunirnos con nuestros allegados, puede ser un día que nos damos cuenta que tan queridos somos, dependiendo de cuantas llamadas o mensajes recibamos ese día.    Y como está la tecnología, hoy en día nunca sabremos si nuestros amigos o familiares realmente se acordaron de la fecha especial o se los recordó el “facebook” o el calendario del correo electrónico. Si la razón fuera solo porque tenemos un año más en esta tierra, deberíamos considerar seriamente que nos está pasando en nuestras vidas cada año como para decir: ¡estoy feliz de estar vivo!... ¿en serio? Sin tragedias jeje, sí,  tenemos mucho que agradecer no solo al pasar el año, sino cada día, entendiendo que abrimos nuestros ojos por la gracia y misericordia de Dios y que cada día volvemos a nacer.  Obviamente no tendríamos que soplar globos una vez por semana ni cantarno...

Una de mis “antiguas” cualidades es la de saber casi precisamente el regalo “perfecto” para las personas que me rodean.  Por muchos años, desde una tarjeta con un mensaje puntual hasta un delicado sombrero, recibía de mis amigos la esperada respuesta: ¡que bien, justo lo que yo quería! Puse entre comillas “antigua” cualidad, porque últimamente como diríamos en buen dominicano: ¡no la estoy pegando!  De hecho uno de los últimos regalos que hice a una persona muy querida, vi como lo dejó a un lado y casi indiscretamente, lo regalo sin desempacar a otra persona. De alguna manera, buscar en una tienda un regalo adecuado para alguien, sin querer puede causar algo de ansiedad, sobretodo si no conoces muy bien al agraciado.  Y entonces viene el tema de si esa persona ya tiene “de todo” ¿Qué le puedes regalar? Existe un regalo “perfecto” para todas las personas “del mundo” y no importa si esas personas entienden que “no les hace falta nada”, el regalo de Jesucristo...