Sin Miedos...
Isaías 8:9-13
9 Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados.
10 Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.
11 Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo:
12 No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo.
13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.
He tomado por costumbre (creo que no muy buena) el asumir que ventilar mis necesidades de alguna manera me ayudaría a no tragarme mis agonías, cuando entro en crisis; unos de mis grandes miedos es que mi corazón se endurezca o que pasen pensamientos negativos con relación a Dios.
Le he comentado a una amiga que pase lo que pase, le pido a Dios que no me deje renegar de él y que no aparte su misericordia de mi; se que no lo hará porque él es fiel, pero no dejo de pedírselo para recordarme a mi misma que el siempre está a mi lado en control.
Pero admito que humanamente hablando entro en pánico y me invade la sensación de cómo dijo una amiga: “desaparecer de donde estoy y aparecer en Alaska, lejos de todo y todos”. Entonces arranco a escribirles o llamar a la gente que entiendo que puedo solicitarle consejería o que pueden orar por mi “situación espiritual” y luego que llamo o envío mi respectivo correo, me auto castigo por tanta “letanía” y me doy cuenta que es algo que se ha convertido en un círculo vicioso…
Una vez le escribí a una hermana y me respondió: ¿Qué te puedo decir si tienes conocimiento de la palabra? Estaré orando por ti… Eso es lo que realmente mi comunidad puede hacer por mí, pero no puedo negar que aunque estoy consciente de ello, me da una sensación de impotencia, porque quisiera por momentos que apareciera una varita mágica para resolver todo lo mío y de los demás.
Confieso que me lleno de miedos. Miedo a que me falte lo que necesito, miedo a como pagare la renta, miedo a como completaré mis alimentos, miedo a las preguntas de mi hija por su padre, miedo a no cumplir metas y sobretodo, miedo a desencantarme de Dios.
Y viene el susodicho repaso a mis años en la fe y de cómo he estado más estancada que cuando me inicié, de cómo me he visto tan cerca de avanzar y doy pasos atrás y la incómoda pregunta de si entonces la realidad del cristiano es vivir al límite en todos los sentidos.
Y créanme que en momentos donde no tengo nada en los bolsillos, no es fácil leer y aplicar el “no afanéis por nada”
Leer también el pasaje de Génesis 3:2, Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; Y aun así Eva cede a la tentación de la serpiente, aun conociendo perfectamente un mandamiento de Dios; me deja ver que la garantía de todo este caminar no es el tanto saber lo que El espera de mi.
Le oraba a Dios esa mañana:
“Señor, perdóname mis ofensas, no soy una hija perfecta, pero soy tu hija, ¿Qué es lo que quieres de mi?
Ya me has mostrado que tu palabra es importante, conocerla es vital, pero que no depende de mi conocimiento, que las circunstancias no son las que deben marcar mi relación contigo…
Dice tu palabra: no he visto justo desamparado, y yo no soy justa, no me acerco ni siquiera a su definición; pero dices que “tu simiente no mendigará pan” y Sí soy tu simiente, soy tu hija, soy declarada hija tuya por medio de Jesús, yo lo acepte como salvador, y ¿entonces Que quieres que haga? “
El señor dispuso en mi corazón la lectura del libro de Isaías en estos días en que he estado muy necesitada de orientación. Y aunque ya iba para entrar en el capítulo 10, sentí fuerte necesidad de volver al capítulo 8, y aunque traté de seguir con “mi programa” de lectura, definitivamente el Espíritu Santo me mantuvo ahí y no entendía y dije: Señor, muéstrame que es lo que debo ver de este pasaje para que lo aplique a mi vida…
Voy a la iglesia, estoy sirviendo, estoy poniendo de mi parte para no ser tan cerrada, estoy más abierta (tal vez demasiado) a integrarme pertenecer a mi comunidad para ser parte de tu proyecto, entonces leo:
9 Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados.
Esto es un adelanto de un profeta a las recomendaciones que Pablo da en cartas en el Nuevo Testamento:
- Congregarse, obedecer, ceñirse con la armadura de Dios, disponerse…
Pero dice Dios en Isaías, que Después de hacer todo esto, repite una y otra vez: Seréis Quebrantados…
10 Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.
A mi afán de buscar consejería de los ancianos de mi iglesia, de buscar palabras de aliento en hermanos en la fe; Lo que hasta hoy sé y sigo aprendiendo y que de hecho ha ayudado a otros hermanos me dice Dios: “Sera anulado”
No tiene sentido! Me repetí una y otra vez, entonces Señor, Mientras más cerca creo que estoy de hacer lo que te agrada, tú me orillas a pesares???
¿Por qué? Porque Dios está con nosotros…
12 No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo.
13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.
El Señor me enseño hoy que tantos miedos que tengo son los mismos miedos que tienen las personas que no lo conocen; que en lugar de vivir temiendo de lo que pueda pasar con mi vida y con los míos, el único temor que debo tener es Dios…
Mis miedos no deben estar puestos en lo que el mundo me ha enseñado que debería darle, Mi miedo debe estar en lo que Dios debe significar para mí para entonces yo poder darle lo que El quiere al mundo.
En el nombre de Jesús
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