Lo que Dios quiere hacer en mi puede doler...
Ayer cuando reflexionábamos la lectura de Marcos 11: 12-25 me preguntaba ¿qué relación tenia la historia de la higuera con la purificación del templo? tenía que existir porque no tendría sentido que comience un pasaje con un relato, se interrumpa para contar otro y luego se continúe.
Al mismo tiempo dentro de una crisis, me senté y le pregunte a Dios: ¿Qué quieres sacar de mí en este tiempo? ¿Tiene que doler tanto?
12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.
13 Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos.
14 Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
Jesús se acerca a la higuera, buscando frutos, como no encuentra la maldice, pero ¿tiene sentido que se ensañe con un árbol que no está en tiempo de dar frutos?
Más adelante Jesús entra al templo…
15 Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
17 Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Sabemos que Jesús hizo todo este desastre porque realmente se molestó al encontrar todo este caos de negocios en un lugar que debía estar consagrado solo para adorar y hacer sacrificios a Dios había sido convertido en un lugar para intereses propios...
Juan 2:15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas;
Me gusta este pasaje a la luz del Evangelio de Juan, porque menciona que antes de Jesús echar fuera a todos estos negociantes, se dió tiempo…
Debido al proceso por el que estoy pasando no pude evitar verme como aquel templo; soy ese templo que fue construido para “adorar y servir a Dios”.
En la lectura no dice que el Templo estaba descontinuado o que ya no estaba en uso para el que fue construido, pero si dice que había “invasores” haciendo más en un lugar que tenía un solo fin…
Las personas del pueblo iban al templo a llevar sus sacrificios pero aprovechaban para hacer algunas “diligencias” o como dijo el pastor que nos predicó en mi iglesia: los que no llevaban las ovejas correctas compraban ahí mismo, en un “esfuerzo” por no quedarle mal a Dios” o tal vez para no dar el viaje de vuelta a buscar otro; lo que fuera, el templo estaba siendo utilizado para algo más que no era lo que Dios había propuesto.
¿Por qué me vi como el templo?
A sinceridad, la mayoría de los que nos congregamos en las iglesias, hemos tenido un encuentro con Dios y estamos sirviéndole a Dios, de hecho, estamos cumpliendo con nuestro llamado y haciendo las cosas que a Dios le agrada; pero, resulta ser que estamos haciendo “algo mas” que tal vez entendemos (por nuestra propia opinión) puede ayudar al reino o a los demás y si, tal vez le estamos resolviendo cositas a los hermanos al mismo tiempo que cumplimos con nuestra encomienda…
Dios nos diseñó y nos da llamados distintos pero enfocados solo en El y cuando queremos abarcar mas él se encargará de sacar todo lo que no es de Él.
Cuando tuve mi encuentro con Dios, el me reveló mucho de su verdad en la palabra y despertó esa pasión y me permitió servirle de cierta forma, pero confieso que comencé a rellenar espacios con asuntos que estaban invadiendo mi relación con El y el día de ayer con la reflexión de su palabra cuando le hice la pregunta inicial: ¿Tiene que molestarme tanto lo que estás haciendo en mi?
Y resulta que llega Jesus un dia de estos y encuentra que aparte de nuestro llamado tenemos un pequeño mercadito y echa fuera todo lo que le estorba y “nos echa a perder el localcito”. Se imaginan a este cambista que tenía su mesa ya bien organizada con todas sus moneditas y un rinconcito para las palomas y un corderito amarrado al otro lado, que venga alguien y le destroce el puesto que estaba tan bien arregladito, en un lugar estratégico en la entrada del templo.
Puede parecer ilógico que luego de tener un ministerio encaminado y tomando fuerzas, unos dones desarrollándose al máximo, un servicio expectacular incluso personas que están siendo beneficiadas con mis obras; Que Dios decida destruirlo todo y que te diga de manera tan clara: habéis hecho cueva de ladrones.
16 y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno.
Este verso llamo mi atención, porque presenta la actitud de guardia de Jesus con “su casa”; El es celoso con su casa, con nuestro cuerpo que es el templo y me imagino a Jesus luego de hacer su gran limpieza, impidiendo que nisiquiera nosotros mismos entremos con “utensilios” que son “nuestras herramientas” sabiendo que El es el único que tiene todo lo que necesitamos para “su obra”, nada con lo que yo intente entrar es agradable para El…
Volviendo a la higuera ¿Que pienso que representa?
La lectura no dice que Jesus fue a buscar higos, dice que fue a buscar “algo”
Jesus llega a la higuera porque la ve frondosa; Según leí, La higuera da dos cosechas al año: la primera (abril a mayo) de brevas, mientras que la segunda (agosto a septiembre) son higos.
Según la fecha promedio de la pascua, la higuera debía tener por lo menos “brevas” (muy apreciadas al ser de mayor tamaño que el higo pero no tan dulce como él) Y que tal que Jesus encuentra “solo hojas”…Jesus tenía hambre y no encontró ningún fruto en este árbol…
Como creyentes y servidores, la palabra nos menciona como arboles que “tenemos que dar frutos” y no hay nada más cierto que eso…
Y como la higuera tenemos tiempo para dar brevas o higos en distintas etapas de nuestra vida…
Lo que si queda claro es que Jesus procuraba encontrar “algo” y no lo encontró…
14 Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
20 Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.
21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
Cuando Jesus maldijo a la higuera dice este verso que los discípulos lo oyeron y luego en los versos siguientes ellos se lo mencionan…Jesus no maldijo a la higuera y le dijo a los discípulos: ¡Miren, para que aprendan! O “Eso les pasará si no dan fruto”… Jesus no les dijo al principio: “Esperen y verán lo que le pasará a este árbol”. Simplemente dejo correr el agua y los mismos discípulos vieron lo sucedido y lo comentaron…
Un higuera que estaba frondosa en dos días “se secó” y lo relaciono con la situación del templo donde Dios deshace algo que estaba tan arraigado en mi, tan fácil y en tan poco tiempo. Según referencias: Las higueras crecen espontáneamente en terrenos rocosos e incluso en muros, donde pocas plantas encuentran oportunidad.
Como cristianos, entramos en areas donde poca gente tiene oportunidad de crecer y según las imágenes de la higuera es un árbol pequeño pero de raíces sumamente fuertes y es un árbol que es poco exigente en cuanto a las cualidades del terreno donde crece…Y Jesus seca una higuera de un dia para otro
La higuera tambien soy yo; este árbol crece lento, sus raíces se arraigan muy fuerte y tiene dos temporadas de dar frutos “distintos” pero los tiene que dar, Las brevas se producen en otoño, pero permanecen en el árbol durante el invierno, madurando al final de la primavera, que es cuando se puede comer. Pero había solo hojas para esa fecha, en definitiva la higuera si tenía que tener algún fruto…
Si Jesus llegara en un momento con esa “hambre”, ¿tendría mis frutos?
Aveces pensamos que Dios procura las grandes cosas de nosotros, que Jesus viene a procurarnos “los higos” y lo que el viene a buscar es la breva que no es tan dulce, pero es nuestro fruto para la época que Dios se acerca a ver que estamos dando…
Entonces, tenemos un templo del que Dios quiere quitar todas las mesas que hemos puesto en la entrada y tambien nos puede secar como a la higuera por no dar frutos…
La diferencia en ambos casos:
Luego que el destruyó el desorden en el templo, limpio todo lo que estorbaba el propósito original del templo, se quedó haciendo guardia para que nada más entrara en él y se quedó enseñando las escrituras incluso habló de la promesa de la “reconstrucción del templo en tres días”.
En el caso de la higuera, la secó por no dar frutos, pero este no pasa a ser el peor de los finales, sino que habla del “poder de la fe en Dios” y nos dice lo que podemos lograr pidiendo en oración.
Mi situación puede ser que no tengo frutos o simplemente aun no están comestibles porque no es mi tiempo, entonces le pido a Dios que madure pronto estas “brevas” para que pueda darle de comer a Jesus cuando extienda la mano a mi árbol… y si aun no están maduras, pidiendo con fe, estarán listas para comer y no me secaré y estaré en pie para dar los higos “en su tiempo”…
Dejemos que Dios derrumbe todas las cosas que están en nosotros que no están en buen lugar para El y pidamos fervientemente aumentar nuestra fe y que demos los frutos que el requiera de nosotros…
En el nombre de Jesus
Amen
22 de octubre de 2010
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