Perdonando a otros o cambiando yo...

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen... Lucas 23:34 

Lo que hago en las mañanas cuando llego a la oficina es leer algún pasaje de la biblia y tengo mi tiempo de reflexión pues los de mi oficina llegan algo más tarde que yo.

Llegando hoy a la oficina una compañera que es algo montaña rusa con su estado de ánimo, hoy precisamente anda como en la parte alta del mal humor, y no perdió oportunidad de hacerme un comentario que no me resultó agradable por  razones personales.

En ese momento pasó por mi mente frases que pasan a ser “comunes” para tales situaciones: “y esta entrometida, ¿qué le importa?...”Déjame quedarme callada para no decirle dos o tres cosas”… (Y sabemos en que reglón cae la palabra “cosa” en buen dominicano).

Decido no responder, la compañera no dice mas y continuo con mi lectura obviando el mal rato y me toca leer este verso que se aplica tan bien: “perdónalos que no saben lo que hacen”… y se me sube “el cristianismo” a la cabeza y repito el verso como si fuera mío: “Señor, perdona a fulana, que no sabe lo que hace”

Pero leyendo el pasaje completo es imposible que me pueda limitar a pedirle a Dios por los demás.  Esto no se trata de pedir perdón por el que me ofende.  Veo que si limito este pasaje a este verso se parecería mucho al pasaje de la oración del fariseo que daba gracias por “no ser” como el publicano. (Lucas 18:9-14).

Este caminar se trata de “cambio” de tener “otra manera de pensar”.  Pedir perdón por alguien que me ofende, cuando estoy en posición de defenderme va más allá.  Jesús tenía el poder suficiente como para ni siquiera llegar hasta la cruz y mucho menos tenía que estar en medio de ladrones y personas que le echaban en cara el que no se defendiera…

39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.  Lucas 23:39-41

No es tan difícil para mí no responder mal a otros, hablo mucho pero he aprendido a respetar el silencio, pero, no deja de inquietarme y pensar tantas cosas malas que sería lo mismo que si las dijera, sobre todo cuando siento que tengo “mis derechos”…
Para Jesús hubo consecuencias positivas con su actitud; no solo para los que estaban en ese momento tan difícil, sino también para los que más de dos mil años después le seguimos y esperamos su venida.

Quedarme callada no es algo que acostumbraba a hacer, hoy es una cualidad por la que doy gracias a Dios, porque veo como El esta moldeando mi corazón y mi forma de pensar y veo una promesa de Dios cumplirse en mi cuando El me da de su Paz…

Hoy vi como Dios esta guardando mis pensamientos y  mi corazón en Cristo Jesús y que tranquilidad me da y le da a los que están a mí alrededor…

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:7

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