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Una paz fuera de este mundo

"La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo." — Juan 14:27 Hay días en los que sentimos que tenemos todo bajo control, hasta que una pequeña señal se convierte en el inicio de una crisis. Ese viernes llegué de la oficina con buen ánimo, haciendo planes para salir, incluso después de una semana intensa de trabajo. Pero un dolor de cabeza, una fiebre repentina y la decisión de resolver un problema técnico que no quise delegar me llevaron a la sala de emergencia. Pasaron cinco meses y, después de un arsenal de estudios, finalmente recibí un diagnóstico. La certeza de saber lo que estaba sucediendo fue un alivio, pero iniciar el tratamiento no trajo la mejora que esperaba. Al contrario, mi salud comenzó a deteriorarse rápidamente. Las hospitalizaciones y el agotamiento físico se volvieron parte de mi rutina, y pronto me encontré limitándome en todo: salidas con mis hijas, tareas del hogar, asuntos personales,

Compromiso con los muertos y "La Vida"

[59] A otro le dijo: «Ven tras Mí». Pero él contestó: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». [60] «Deja que los muertos entierren a sus muertos», le respondió Jesús; «pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios». Lucas 9:59-60 NBLA En la cultura judía del primer siglo, uno de los mandamientos más sagrados era honrar a los padres. Los funerales eran considerados una obligación fundamental, tanto por respeto a la familia como por el mandamiento bíblico (Éxodo 20:12).  Cumplir con las ceremonias fúnebres era un acto profundamente importante para la comunidad judía, y velar y enterrar a un padre era una prioridad que sobrepasaba muchas otras obligaciones religiosas y sociales. No cumplir con esta responsabilidad era visto como un deshonor. El llamado de Jesús no siempre incluye comodidades por seguirlo, pero también implica no ponerle condiciones cuando nos invita a ir con él. Este hombre que Jesús invita, tiene un compromiso mayor en ese momento, su padre h

Una fe sin emociones

[57] Mientras ellos iban por el camino, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». [58] «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos», le dijo Jesús, «pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza». Lucas 9:57-58 NBLA ¿Te puedo contar que, siempre había cuestionado mi fe en Dios? Y no te hablo de antes de andar en sus caminos, sino aún cuando ya llevaba años de haberme bautizado y habiéndolo confesado como mi salvador y Señor. A veces me sentaba a solas y le hablaba a Dios, le decía: - ¿y si cuando llegue el día no hay nada allá? Curiosamente, estos momentos de duda, no llegaban en momentos difíciles, y en mi vida los hubo bien incómodos y aún los hay; sino que esos cuestionamientos llegaban en momentos de quietud. Escucho a muchos cristianos recordar el día que sintieron "la presencia" del señor y pueden describir las emociones que sintieron el día que dijeron sí a Jesús. Yo sentí... nada especial. Solo una ocasión que escuché una canción que

Tus huesos no serán quebrantados

Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas lo libra el Señor. *Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos es quebrantado*. Salmo 34:19-20 NBLA Los romanos tenían por costumbre quebrar los huesos de los crucificados para acelerar la muerte de estos. No imagino lo doloroso que podía ser ya estar colgados en una cruz como para pensar en ese acto tan sádico de romperles las piernas. Hay situaciones difíciles en nuestra vida que parecieran solo ir empeorando; ya estamos colgados del dolor y algo sucede que busca hacer el dolor más insoportable. El Rey David se alentó en confiar en Dios, de que ninguno de sus huesos sería quebrantado, porque sabía que Dios lo cuidaría íntegramente; y así fue. Juan 19:36 dice: "Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No será quebrado ni un hueso de Él»." Los romanos se acercaron a Jesús para hacer lo indicado, pero, ya Jesús había muerto, ya no tenían que acelerar ni probar nada. Las demás amenazas de nuest

Tus heridas también hablan de Cristo

No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12  El apóstol Pablo exhortaba a Timoteo a no subestimar su fe y preparación en Cristo Jesús para mostrar a otros que podía enseñar y ser ejemplo a los demás, solo por ser uno de los más jóvenes discípulos. Y es algo que repito a mis hijas cada vez que tengo oportunidad, sean ustedes de influencia positiva, que nadie asuma que por ser más jóvenes o estar en tal o cual posición, no podrían invitar a otros a hacer las cosas bien. Mi hija menor empezó este año en el sistema escolar del estado, y no solo le dije, cuida de las amistades que logres, muestra firmeza en lo que Dios ha hecho contigo y que otros te respeten por eso y no por mostrar la misma conducta de los que provoquen al mal. El consejo de Pablo, también podría aplicar a otros factores que pueden limitarnos a enseñar y mostrar piedad a otros: "qué tan herido estoy" "qué tanto mal h

Solo preparate

También ustedes estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperan». Lucas 12:40 NBLA En menos de una semana, salí tres veces hacia la clínica por emergencias. Las primeras dos, le decía a mi hija, prepara la maleta y llevemoslo, es posible que me ingresen.  Entonces me estabilizaban y podía irme a casa. La tercera vez, le dije: - vamonos sin maleta!!! Porque el malestar ya era muy intenso y para no andar otra vez con tanta carga.  Entonces, esta vez, si me ingresaron; tuvo mi hija que moverse a casa a buscar la maleta. Unas veces nos sentimos seguros de estar preparados, llevamos las herramientas "necesarias" para ciertos eventos; otras veces, tendremos que salir sin nada en las manos y enfrentar el momento con lo tenemos a nuestro alcance. Aunque el último día no llevamos la maleta a la clínica, yo estaba casi segura que era necesario el ingreso; pero ya llevaba yo y mi hija, mucha carga emocional y física, por eso le dije: - prepara la maleta, pero

Duerme tranquilo

Es en vano que se levanten de madrugada, Que se acuesten tarde, Que coman el pan de afanosa labor, *Pues Él da a Su amado aun mientras duerme*. Salmo 127:2  Un padre, asumo que luego de agotar todos los recursos y especialistas de la epoca, llevó a su hijo "endemoniado" con los discípulos que ya tenían un master class con Jesús para sacar demonios y sanar, pero al ver que estos no logran algo, debe habersele debilitado su fe.   Hasta que Jesús llega al lugar y el hombre le dice: "Creo, ayúdame en mi incredulidad" (Marcos 9:24) - ¿Crees o no? - cuestionaría yo a alguien que me diga que cree pero que necesita ayuda para creer...  En mis procesos más difíciles, mucha gente me dice, confía en el Señor, y sé que lo hago; mi fe en que él tiene control de todo no ha flaqueado, hablo con él cada día, cada noche, he llorado, le he hecho preguntas incómodas (y propuestas también); pero no he dejado de sentir que está conmigo. Aún así, le digo: Señor, no permitas que yo dejé d