El tiempo de Dios, Hageo 1:1-12

La biblia dice: Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo.

Después de tantos años “teniendo conocimiento” y aclaro “no viviendo” para el señor; Dios ha tomado todo este tiempo que yo daba por perdido para forjar mi carácter, enseñarme a saborear su palabra y para que comience a sembrar frutos verdaderos.
Debo confesar que si me hubiera tocado a mi hacerme una evaluación con relación a si podía bautizarme hace años, a menos que solo fuera para declarar que “había escuchado de Jesús” entonces me hubiera dado un poco mas de tiempo… Pero es Dios quien dispone de esas ocasiones en nuestras vidas, el es quien realmente decide cuando es tiempo de cada situación.

También aunque entiendo que en aquel entonces no estaba tan juiciosa de la realidad de aceptar al Señor como salvador, Dios me dio la gran oportunidad de que entrara a su familia entonces y no casi 10 años después…

Es muy común escuchar personas que al no entender de que se trata abrazar la fe en Cristo, juzgan a los que lo han hecho después de una vida desordenada… “Después que ha hecho tantas cosa mala, ahora disque cristiano”… muchos dicen que “cuando se cansen de hacer los que le da la gana irán a la iglesia”

Al igual que el pueblo de Israel, damos larga a tomar la decisión de siquiera escuchar de la palabra y decimos con tal seguridad: “todavía no es tiempo”; pero lamentablemente la afirmación de tardarnos para “edificar el templo de de Dios” no solo es para los no creyentes… sino también para los que ya pertenecemos a una familia de fe.

Cierto es que como Dios es quien da el ultimátum para dar uso a tus dones, el nos manda a preparar el templo que es nuestro cuerpo para tales fines, y nos insta a no quedarnos dormidos, y nos da oportunidades para ir preparando el camino y servirle mientras llega el momento…

Imagina este cuadro: eres fiel asistente a tu iglesia, diezmas, ofrendas, cantas y alabas a Dios en el servicio, tienes años participando en el culto y cuando dicen: “la próxima semana traigan visitas” lo que dicen cada semana, siempre llegas solo… (Me identifico)

Eres un cristiano “fiel” y has prosperado, cuentas con un buen trabajo, una buena casa, una linda familia, una iglesia con hermanos que están mas que pendientes de ti y sobretodo gozas de buena salud… pero si te preguntan ¿como estas? Respondes: “mas o menos, en Cristo, y tratando de echar pa´lante”

O has estado en por lo menos 3 clases de “como manejar tus ingresos a la manera de Dios” ya has hecho el cuadrito del presupuesto y aunque sabes que la cosa esta difícil y que estas en austeridad, y que tal vez estas recibiendo ahorros por aquí y por allá con algunos servicios, el balance final sigue “en negativo”, definitivamente aunque otros ganan mucho menos que tu y resuelven mas, a ti simplemente no te da lo que ganas…

Aunque no lo queramos admitir simplemente algo no se esta moviendo a la manera de Dios, en algo nos hemos desenfocado, pero solo esta de nosotros saber si estamos trabajando mas para nuestro beneficio, si cuando doy el diezmo lo hago porque entiendo que simplemente le estamos devolviendo a Dios algo de lo que “le pertenece” o para que Dios me prospere. O como comentábamos, doy la mano al rico y no al pobre porque el primero me puede “devolver el favor” en algún momento…

Pero “nos mantenemos firmes” y pedimos y oramos, incluso le presentamos al señor “nuestras obras” y le exigimos a Dios el porque no ve lo “poco” que hacemos para su obra… dice el pasaje: hay poco; y lo que traéis a casa, yo lo aviento. Dice otra versión: lo que almacenan en su casa, yo lo disipo de un soplo. Estamos tan convencidos de que estamos dando “tanto” para el Señor y el nos aclara que si quisiera nos terminara de quitar lo poco que “decimos hacer o tener”

Nuestra casa es nuestro fuerte de seguridad, cuando hay algún desastre natural, lo normal para todo ser que tiene familia, es localizar a cada miembro y confirmar que todo este en orden con cada uno de ellos, vamos al supermercado y hacemos una compra para nuestra despensa, aseguramos cada ventana y cada puerta… y eso esta bien. ¿Alguna vez hemos pensado cuando anuncian algún desastre natural, ir a la iglesia, que bien sabemos que no solo para cristianos es un “refugio comunitario” y revisar cada rincón para que sea seguro para los que lo necesiten, hemos pensado como comunidad de apoyo organizar “una despensa” para alimentar a esos refugiados? O para no ser más trágicos, simplemente ¿te has acordado de algún hermano en necesidad y en lugar de comprar ese par de costosos zapatos o esa cartera de marca reconocida, limitarte y suplirle a ese hermano?

Como dijo el pastor en uno de sus mensajes: la tierra gime, la creación nos esta clamando el cambio, no solo los maremotos, volcanes, ciclones… como ya sabemos lo que mas podemos hacer por la naturaleza es maltratarla menos para “retrasar” su destrucción…

Dice el verso 11 sobre los hombres, sobre el ganado y sobre todo el trabajo de vuestras manos. Estamos no solo destruyendo el planeta que es mucho decir, estamos dejando de servir en nuestra comunidad, en nuestras casas a pesar de tanta exhortación, por el tanto buscar nuestro beneficio tenemos guerras, injusticia social, violencia intrafamiliar y en las calles, tenemos hambre, la dichosa bolsa de valores que cayó, las empresas que han sido solidas por años están cerrando…

Hacernos la autoevaluación no solo como cristianos individuales sino como comunidad es importantísimo, no somos dependientes de la ley, pero es bueno al final de cada día hacer una lista de las cosas que hice aparte de la rutina… ¿hablé de Jesús? ¿Di la mano a alguien en mi trabajo? ¿Hice alguna llamada de ánimo? Hay tantas cosas simples por hacer que no solo es ver el azul del cielo y admirarnos en la creación…

¡Hay tiempo para volver a edificar! El pueblo escuchó la exhortación del profeta y tuvo la actitud correcta: Temió delante de Dios. Hageo 1:12. Lo cual implica un arrepentimiento y cambio de actitud; Cobró ánimo Hageo 2:4; Trabajó nuevamente para el Señor Hageo 2:4

Enfrentar la vida es un asunto que se ha vuelto sumamente complicado. Lo que antes era posible hoy es cada vez más difícil y digo esto porque antes también era difícil pero ahora parece mucho más. Tal vez en esto tenga mucho que ver que cada día buscamos que la vida sea más rápida y más fácil, de manera que cada vez tengamos menos que hacer.

Debemos mirar la “misión de Dios” La vida para el cristiano es una misión que Dios le entrega para que cumpla y si en verdad nos vemos dentro de ese propósito de Dios vamos a vivir de la manera más intensa, sabiendo que estamos en sus planes, o sea puede venir lo que sea, ¡Señor estoy aquí!

Le decía a mi novio que estos últimos tiempo el señor ha permitido que sucedan dos cosas importantísimas en mi vida, la primera: entender de que se trata esperar en la promesa de Dios; la segunda: que tengo misión y propósito en la vida en su nombre…

Hoy no puedo decir 100% de que manera terminare trabajando para el señor 10 años después, pero si tengo la oportunidad del ahora, del estar dispuesta a edificar la casa del señor hoy…

Juan 9:4
Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar


El tiempo transcurre rápidamente y cada segundo nos trae una nueva oportunidad de servir a Dios y a los demás. Lamentablemente, son muchas las personas que están dejando escapar los últimos suspiros de su vida sin haber realizado algo de valor en beneficio de otros.

Dios tuvo un propósito al crearnos y nos ha dotado de habilidades y talentos; y, aún más, nos ha dado dones y ministerios para usarnos en la edificación de su iglesia. Digamos NO a la inactividad y dejemos que Dios nos use como instrumento, en el tiempo preciso de Él.

“Señor, luego que me has desafiado tanto, que tanto me gustaría repetir aquella oración de francisco de asís… “que sea yo instrumento de tu paz”, que seamos todo servir para ti,
Gracias por hacer las cosas a “tu” tiempo que es el “tiempo preciso” y haznos despertar de esta pereza de servir…”

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Vasti o Ester?

Lo que vi en ti...

Espera en silencio en el Señor