Dios es mi sustento
En paz me acostaré y así también dormiré, Porque solo Tú, Señor, me haces vivir seguro. Salmo 4:8
El día me tiene la mente y cuerpo ocupado pensando en asuntos por resolver, entre problemas triviales y otros más complejos.
Humanamente, cedo a todo ello y me inquieto. Esto puede hacer que no pueda mantenerme concentrada en mis tareas importantes, y de paso no me deja disfrutar al máximo esos detalles positivos que Dios me regala durante el día.
Termina la jornada laboral y aún mis preocupaciones me persiguen, entorpeciendo hasta las ideas de hacer cena y comida para mi y mis hijas.
Mi día no se siente en la perfecta paz que Dios da, y sé que la da, la he vivido. Pero estos días no me he dejado alcanzar por ella.
Cuando comencé a seguir a Cristo, asumí que los problemas disminuían; los que llevamos tiempo en la fe, ya hemos probado que no es así. De hecho, se ponen más intensos cuando llegan esas temporadas de avivamiento espiritual.
Pero algo más pasaba por mi mente al escribir las meditaciónes, yo entendía que mis debilidades no debían quedar expuestas, pues serían "piedra de tropiezo" a los no creyentes que me leyeran.
Esto, hasta que comencé a meditar en los salmos y vi la sinceridad de David al plasmar sus tribulaciones. Él no dejó de decir como se sentía, pero siempre acompañaba esa honestidad, mostrando su total dependencia de Dios.
Así también fui recibiendo comentarios de lectores que se identificaban con alguna situación que yo he vívido, y lejos de alejarse de Dios, se han acercado porque han visto como Dios obra, me fortalece y me cuida.
No solo me acuesto y duermo en paz, sino que Dios me regala despertar en esa paz y aunque YO no logre conservarla tan perfecta como él me la entrega durante mi día difícil, el Espíritu Santo me guía para que entregue mi yugo a Jesús, así me acompaña su fortaleza hasta finalizar él día. De lo contrario, ni siquiera a las primeras dos horas pudiera llegar.
Gracias a Dios por su sustento.
#meditandounpoco
Keyla Estepan
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