Muchos días entre una reflexión y otra, definitivamente cuando hay un silencio de parte de Dios es que El está obrando.

Esta semana compartía con algunos hermanos acerca de lo sola que me he estado sintiendo. He estado pasando por un momento algo difícil con el tema de la soledad, tratando de encontrarle palabras, explicación a esta sensación de incomprensión…

No me refería a esta soledad física que de alguna manera nos tiene atados, no hablo de la falta de compañero o la ausencia de amigos, me refiero a estar rodeada de personas y no verme identificada con alguno. De igual manera Dios me ha respondido y ha calmado muchas de mis angustias con relación a ese tema.

Contaba a alguien de algunos de los anhelos que han surgido en mi, ver tantas cosas que me eran ocultas, y entiendo que por la misma voluntad del Padre, me está dejando disfrutar de a poco de este enamoramiento que estoy sintiendo por El Señor.

Me debo ahora a un plan maestro, un lindo propósito, hoy estoy viendo claramente lo que Tengo que hacer, claro, aun Dios me está preparando para ello, y no me refiero, aunque así quisiera, a visiones angelicales o asuntos extrasensoriales…

Escuchar la voz del señor, como escuche en un mensaje, levantarme cada día con una agenda que no es planificada por mí.

Todo va tomando forma, ahora veo como todo se va dirigiendo de manera tan armoniosa, mi pasado, mi presente, la gente que conozco, la gente que me ha cambiado, la gente que se ha apartado de mi y la que ha llegado a mi vida; lo que Dios me ha permitido escribir, las pausas que me ha dado.

Ayer aprendí por fin a verme como solo un ser transitorio en esta tierra con un plan de eternidad. Y hoy veo todo lo que tengo “tan grande”, tan importante, mi trabajo, mi casa, el entorno en el que estoy, mi iglesia, las demás congregaciones…

Le comentaba a mi mama, lo tan amargada que era antes, estaba segura que merecía más de lo que estaba recibiendo y era más negativa mi actitud que lo que no estaba recibiendo. Todo eso quedo atrás, hoy me levanto para ir a mi trabajo, cantando, con el mismo animo y sin interponer la pereza, aunque uno que otro día me invade la sensación de quedarme acurrucada en mi cama!

Cuando llegue a mi trabajo, mi jefa me pregunto: ¿te gusta la contabilidad? Como salto de pulga respondí: en lo absoluto! Para nada, nada que ver con eso. Pareciera irónico, pues tengo desde siempre trabajando esa área, es lo que me ha tocado para defenderme en esta selva laboral.

Recuerdo una vez que luego de tener funciones más versátiles, me movieron como asistente de un contador; a este le dije: siento como si me cortaron las alas. Esto no es para mí. Hoy trabajo lo mismo y lo hago con la mejor de las diligencias.

Mi jeja hizo esa pregunta y de paso fue como si me ofreciera ayudarme con esos estudios. Cuando le pedí oportunidad para iniciar mis estudios actuales, ella no puso algún pero. Me está dando el empujón con el tiempo de salir temprano de la oficina. Estoy segura que ella ve lo que yo puedo sentir ahora: no llegue a esta compañía para quedarme… soy diferente!

Donde trabajo hoy, es un ambiente excelente, las personas que trabajan aquí tienen años en sus puestos, hay un ambiente familiar, mucha confianza, mucha honestidad, camaradería, etc. Cuando llegué me dije: por fin! Un lugar estable, con jefes conscientes, razonables y considerados. Mis compañeras ya tienen un nivel que me gustaría tener, aquí puedo quedarme por buen tiempo, incluso, ya analizaba que con el tiempo ya podría aspirar a tener una casa, y otras cosas basándome en la seguridad que me daba este lugar de trabajo.

Pero DIOS, tenía otro plan, me levanta un día: Keyla, esto no es lo tuyo, harás esto y esto… parecía algo sin sentido, pero recordé a Noé, que si saber lo que era un diluvio, construyo el arca tal cual Dios le había dado la orden; Abraham, como salió de su casa a “la tierra prometida”, Moisés como guiado por la mano poderosa de Dios, guio al pueblo de Israel fuera de la esclavitud de Egipto.

Ahora bien, Dios no me dio esas palabras para que a regañadientes me levantara cada mañana para ir a mi trabajo, ni para que repitiera una y otra vez lo pesado que es llegar tarde a la casa porque tengo que estudiar y otras cositas mas. Todo lo contrario, me ha hecho disfrutar cada minuto de este tiempo y estos espacios.

Cuando en esta semana me estuve sintiendo sola, es porque el Señor me quería concentrar en esta visión. Le decía a un hermano, tiene que haber alguien en algún lugar sentado igual que yo que vea lo que yo veo, que entienda el lenguaje que estoy hablando, me fue acercando a personas que antes no tenían nada que ver en mi entorno y me ha permitido intercambiar ideas para que me sienta comprendida.

Veo a mis compañeras de labores, las que veo estables en su mundo y las que conforme han aceptado que están cumpliendo su rol social, hoy puedo decirle a mi jefa: usted sabe que yo no me quedaré, sabe que lo que estoy estudiando nada tiene que ver con el grupo completo de compañías, y sabe que no tengo intención de dejar mi trabajo y que este tiempo solo es de transición, algo que estoy usando. Como escuche en un mensaje: a este tiempo no le he puesto un “titulo de propiedad” solo estoy pagando un “alquiler”

Cuando le hablaba a alguien de que es lo que siento que voy a trabajar, me dijo: es algo arriesgado, tampoco te lo tomes muy a pecho… igual pensé, no creo que soy la única que tiene esa visión, ¿Que tan difícil será ejecutar cuando termine este tiempo? Y estuvo mal formulada mi pregunta, cuando debí preguntar ¿Dónde puedo encontrar alguien así?

Al final de la semana, como dije al principio: “en un tiempo de silencio, Dios está obrando” el Señor planifica que veamos una entrevista a una persona que hace exactamente lo que yo quiero hacer. Entonces todo va tomando forma, y veo la gente que ha dado cambios y mi acercamiento a personas que serán reformadas un Día con el amor de Dios.

Solo le estoy pidiendo a Dios, que me enseñe, que permita que yo escuche cada mañana sus instrucciones, porque aunque falta un rato para concretar este proyecto, tengo un caminar y un legado que dejar a mi alrededor. Gente que me escucha, que me ve, que me toma en cuenta. Gente que me da y que me niega su apoyo, pero sobretodo, gente que necesita escuchar esas palabras de esperanza.

Quería escribir cada día, y en realidad Dios sabe cuánto me place plasmar cada testimonio y experiencias vividas en él y compartirlas. Todo ese material tiene un propósito, aparte de haberme edificado tanto.

Ahora sé que hay más, no solo caminar como sin espíritu por las calles y como sin alma en la iglesia, hoy sé que hay más que lo que pueda alcanzar con “mis” recursos económicos… Estoy vestida con armadura, soy una guerrera de Dios, y esta batalla es intensa, pero la guerra no es mía, es de quien me llamó.

Hoy no estoy en la etapa de no saber lo que quiero, si estoy segurísima de lo que NO quiero, puedo ver mas allá, puedo hablar claro que es lo que voy hacer y sé que “aun” me falta mucho caminar. Mientras, voy a saborear cada momento y espacio que tengo a mi favor.

Gracias Señor

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