¿Dónde está Dios?

Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? 1 Reyes 8:27

De las creaciones de Dios que me provoca más el deleitarme es mirar un amanecer, el horizonte en el mar, el cielo estrellado, la luna o simplemente ver el cielo despejado muy azul y con nubes blancas, me fascina.

Esta mañana de camino al trabajo miraba al cielo y me preguntaba ¿Dios cabe en ahí?  Parece una pregunta hecha por un niño, pero la hacia yo…

Sabiendo que mi tiempo y mi espacio son tan limitados humanamente hablando, es casi imposible armar en mi cabeza una idea clara de lo que realmente significa “eternidad o omnipresencia”

Cuantas veces he puesto pausa a alguien recordándole que ¡no puedo estar en dos lugares a la vez! Y es muy cierto, por eso tratar de imaginar que alguien puede estar en todas partes a mismo tiempo, es muy impresionante.

Una manera de alabar a Dios es “levantando nuestras manos”, cuando oramos “inclinamos nuestros rostros” y cuando le hablamos “miramos al cielo”, pero en casi todo tiempo “cerramos nuestros ojos” al hacer todo esto. Por momentos me encuentro en una conversación con Dios (en la que pareciera que estoy loca, hablando sola) y lo hago como si estuviera frente a mi y así lo siento.

Si estoy en la cocina y mis hijas están en la sala y escucho algún golpe, mi reacción inmediata es preguntar a la mayor ¿Qué paso? (antes que moverme) y dependiendo la respuesta me quedo o no en el mismo lugar.

Saber que creo en un Dios que puede verme, escucharme y atenderme a la vez que hace lo mismo con alguien del otro lado del mundo, me hace sentir protegida. Y saber que hay un Dios de cuya presencia no puedo prescindir me hace sentir cuidada en lo absoluto.

Miro al cielo cuando quiero tener una imagen de su Majestad, miro el mar cuando quiero saber de su Poder y autoridad, miro a la cruz para ver su perdón y me miro al espejo cuando quiero recordar su amor y misericordia.


El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la *derecha de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3

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