Espera en Dios y volverás a alabarle

¿Por qué te desesperas, alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues lo he de alabar otra vez. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! 
Salmo 42:11 NBLA‬

Hablo mucho con otros, con Dios y conmigo...
Sí, conmigo hablo. Antes creía que hablaba sola o que debía estar algo loca, pero un día leí este salmo.

Este salmo se atribuye a los hijos de Coré, ellos eran de la tribu levita. Los levitas eran un grupo especial en Israel que se encargaba de las tareas religiosas. Ayudaban en las ceremonias y enseñaban la ley. Su trabajo era muy importante para la vida espiritual de Israel.

Algo debía estar sucediendo en el salmista que le impedía cumplír con su encomienda, pudo haber sido el exilio babilónico, las persecuciones, temas de salud, las peregrinaciones, etc. Lo que fuera de estas opciones, le recordaban el tiempo que podían cumplir con su propósito y que ahora se veía interrumpido.

Las reflexiones que escribo a diario, las envío a una lista de difusión y las cargo a mi blog, si falto un día, es muy probable que alguien me escriba o llame para saber qué sucedió que no pude enviarla. Y yo siento una carga emocional cuando no lo hago, siento que este ha sido un regalo de Dios para mi vida y para servirle.

*Tiempo de llorar*, y tiempo de reír; Tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar; Eclesiastés 3:4 NBLA‬

Esos tiempos de llorar se hacen necesario, no son para desfallecer, son parte de nuestra humanidad; mis amigas me llaman "fuerte" y sé que la fortaleza no sale de mi, sino que viene del Señor.

El salmista se consuela en la esperanza de que lo que vive en ese momento es temporal, y le asegura a su alma que volverá a alabar a Dios. Se recuerda a si mismo que en Dios esta su salvación.

Puede que hayamos depositado nuestra esperanza en nuestro bienestar terrenal; llegamos a pensar que cuando las cosas se solucionen, todo sera mas bonito.

Dios tiene el poder para hacer que estemos bien y su voluntad para nosotros es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2); pero tambien debemos aceptar cuando las cosas no salen como esperamos y seguir con la misma fe de que un día, aqui o allá, volveremos a alabar a Dios.

Cuando sienta que estas a punto de rendirte, hablale a tu alma y dile: - se que estas abatida, turbada, te puedo sentir; no desesperes, el momento de glorificar a Dios volverá...
 Yo le agregaría: lo adorarás con mayor esplendor.

Dios nos guíe 

#meditandounpoco 
Keyla Estepan

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