No es un sábado cualquiera

Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; Salmos 46:2

Jesús muere y es enterrado (Mateo 50,59); no era lo que ninguno de sus seguidores esperaba.  Pero el día de su muerte, todo estaba tan agitado entre maltratos, burlas y las expectativas de hasta los sacerdotes principales, con relación a como se salvaría Jesús de la cruz.

¡Sálvate a ti mismo! ¡Baja de la cruz si eres el hijo de Dios! Y... nada de eso pasó.

El día que un ser querido muere, hay mucho caos, una esta enfocada llorando, la gente va y viene a consolarte y el día del funeral, por mi experiencia, te deja exhausto. 

Entonces, llega el día después, donde queda el silencio entre esa silla vacía y tú, donde aquel que ya no está no puede contestarte los buenos días, y es en esa quietud dónde quieres creer que nada ha pasado, que ha sido un sueño. Y las horas de ese segundo día son eternas...

En el caos, en la tormenta, braseamos con nuestras fuerzas; es cuando vemos a un Jesús dormido en la barca que nos entra el miedo; porque se supone no debiera ni haber tormentas en mi vida si Jesús está en mi barca.

Todo este silencio, sería un sábado de incertidumbre para los seguidores de Jesús.
Pero ellos tuvieron que vivir su silencio y posiblemente no estaban esperando a Jesús, ello seguro creían que "ayer" era el día de ver el poder del Mesías y nada sucedió... nada, ni al final del día.

Nosotros vivimos con la historia completa, por eso sabemos lo que sucede, así que nuestro sabado "santo" pasa sin preocupación.

Pero tenemos muchos sábados vividos y por vivir en muchas áreas de nuestra vida, porque Jesús duerme, no desaparece, solo duerme. Sábados, no de esperas, son sábados de ¿Por qué así? "No era lo que esperaba"...

De Jesús, sabemos la historia, la nuestra NO, vive tu sábado de duelo y vacio, hazte todas las preguntas y espera; porque es muy seguro que algo sucederá.

#meditandounpoco

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