El día que cambiaste

y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14

Todos tenemos un antes y un después,
El tiempo lo tuvo, antes y después de Cristo;
Aunque hoy es hoy, al hoy un ayer le precede y un mañana lo sustituye, mejorandolo o dejándolo en el olvido.

El día que cambiaste el comprar una costosa camisa que se desgasta con pocas semanas, por comprar un libro que te ayudará a vestir tu alma, ese día hiciste un antes y un después...

La noche que corriste a ver el reloj porque quieres dormir temprano o porque quieres leer en lugar de evitar las horas (o no verlas) porque el trasnoche en la fiesta ocupaba más tiempo en tu andar; ese día hiciste una diferencia para tu vida.

El día que entendiste que humillarse no es sinónimo de perder la dignidad, sino de ganar restauración; entonces tu espíritu pasó a ser guiado por el Espíritu Santo y dejó de caminar sólo.

Cuando cambiaste el buscar solución en este mundo y aprendiste a orar para encontrar salidas más altas que tu fondo; hiciste un antes y un después a tu existencia.

Cuando cambiaste multitud de cuerpos desconocidos por un solo par de manos que te toman con sinceridad, cuando dejaste atrás lo que contaminaba tu cuerpo, cuando tus oídos espirituales comenzaron a escuchar, cuando tus ojos empezaron a ver los atardeceres y el alba con los colores que Dios realmente les dió y no con los colores del pecado; entonces dice el Señor que...

El antes ya quedó en su lugar: atrás; y que ahora eres escuchado, perdonado y que nuevamente serás prosperado pero en las verdaderas riquezas del Reino.

#meditandounpoco

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Vasti o Ester?

Sin conjeturas

Lo que vi en ti...