Soy dichosa, tengo un nuevo nombre

«¡ Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados! Romanos 4:7

Tuve una larga conversación con alguien de la historia de la lucha que sostuvo Jacob con el angel después que cruzó el río Jaboc (Génesis 32:22-32) y la comparamos con nuestras luchas con Dios por aferrarnos a nuestro pasado, a la identidad que nos define hasta  entonces.

La primera vez que mi tipo de caída más difícil quedó al descubierto, sentí como salí "desnuda* de aquel pleito, como cuando Dios bajó al huerto y encontró a Adán y Eva medio tapándose con una hoja y Él le hizo vestidos de piel para ponerles ropa de verdad (Génesis 3:21).

Dios me dijo: Ok Keyla, te rescaté de esta, ya no te vuelvas a meter ahí, que te van a matar; unos años después ahí va Keyla a meterse otra vez a la misma callesita peligrosa (con otro nombre); y de ahí viene saliendo ella (*yo*), otra vez, medio desnuda porque le van quitando más; porque cada vez que se mete en la lucha tiene menos fuerzas y menos que quitarle...

*- Parece que la muchacha ya cogió cabeza...*
*- Oh no! Ahí va otra vez!*

Te saqué otra vez porque teno algo que hacer contigo, pero te quedará ese *ligero derriengue* después de haberte dislocado la cadera, hasta ese entonces, los Israelitas no comían la parte del tendón de la cadera, por lo que le pasó a Jacob  (Gen.32:31-32)

Dios me llama *dichosa*, porque una y otra vez ha perdonado mis transgresiones, y estoy segura que lo seguirá haciendo; pero más que ser dichosa por saber que Dios me perdona por desobedecer su ley; el *cubre mi pecado*

Dios le cambió el nombre a Jacob (el que suplanta) a Israel (Lucha con Dios), en señal a su sumisión al pacto.

Jacob dejo de estafar, dejó de huir, para por fin dar paso a ser el padre de una nacion, con una identidad nueva.

Dios cambió mi nombre no de mi acta de nacimiento, sigo llamándome Keyla, pero definitivamente la lucha que rayó al amanecer con el angel de Dios (como Jacob), cambió mI identidad, mi pasado, de ser la pecadora perdida, a ser la pecadora amada y perdonada, cubierta por la sangre de Jesús.

Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Salmo 32:1

#meditandounpoco

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